71. El Silencio.

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Hace unos días vivimos el solsticio de verano.

Una fecha conmemorada por muchas civilizaciones desde hace milenios. En estas latitudes el solsticio de verano lo celebramos con fuego. El fuego es el elemento purificador. Hora de quemar lo antiguo, lo que ya no nos es útil. Hora de vaciar, de crear espacio para albergar nuevas experiencias y aprendizajes. Hora de reflexionar sobre el camino recorrido.

Tras el solsticio de verano he decidido eliminar lo superfluo para centrarme en lo esencial. Abandono Facebook y Twitter. Desactivo las notificaciones automáticas de correo entrante. Cierro la cuenta de Instagram. Salgo de los grupos de Whatsapp. Me alejo del barullo de las redes.

También dejo de escribir en el blog porque si lo que quiero decir no me parece mejor que el silencio, entonces no vale la pena escribirlo.

Gracias a tod@s los que durante esta temporada me habéis acompañado. Seguro que si os apetece hablar conmigo sabréis encontrarme.



“Sentado tranquilamente en silencio, sin hacer nada, la primavera llega, y la hierba crece por sí sola”. (poema zen)

70. Dime que me quieres.

Publicado originalmente el 26/10/2012 en Jux.com 


Estaban los dos sentados en la sala de espera y todavía no entendían qué hacían allí. Lucía y Óscar llevaban mucho tiempo juntos y siempre habían pensado que se querían aunque en los últimos tiempos las cosas, sin saber porqué, habían empezado a torcerse. Un amigo común les sugirió la idea de visitar a un terapeuta. Movidos por una mezcla de curiosidad y esperanza accedieron.

“Bueno Óscar, pues cuéntame en qué puedo ayudarte.” Óscar miró a Lucía y tras unos segundos de vacilación contestó: “Lucía dice que no la quiero. No entiendo porqué dice eso. Yo la quiero muchísimo y de hecho me paso el día diciéndole lo mucho que la quiero y lo importante que ella es para mí” . Sin mediar palabra el terapeuta dirigió su mirada hacia Lucía que rápidamente replicó: “Ya, pero ¡nunca me abrazas! ”. Óscar y Lucía se miraron mutuamente con extrañeza, en silencio, mientras el terapeuta esbozó una leve sonrisa.

Los seres humanos no podemos acceder a la "realidad" en estado puro. En su lugar, accedemos a un gran número de estímulos sensoriales (imágenes, sonidos, olores, sabores y sensaciones táctiles básicamente) que son captados por nuestros órganos de los sentidos y posteriormente filtrados y procesados por nuestra mente. Con toda esa información elaboramos un complejo mapa que constituye "nuestra realidad". Cuanto más rico y flexible sea nuestro "mapa de la realidad", mejor nos desenvolveremos en este mundo y mejores serán nuestros resultados. 

La PNL (Programación Neurolingüística)  nos habla de los sistemas de representación, que son los puentes que conectan nuestra mente con el mundo exterior y que coinciden con los cinco sentidos. Los sistemas de representación más importantes son el visual, el auditivo y el cinestésico (tacto y sensaciones internas). Aunque somos capaces de usarlos todos, siempre tenemos preferencia por alguno de ellos. Por ese motivo, en determinadas circunstancias somos más “visuales”, “auditivos” o “cinestésicos”. Si le pedimos a un individuo “visual” que piense en sus últimas vacaciones, su mente empezará a generar imágenes y para transmitirlas utilizará palabras que hacen referencia al sistema visual (p.ej Era una playa de arena blanca y el agua era tan transparente que podías verte los pies muy nítidamente....). Por el contrario un individuo “cinestésico” nos dirá que recuerda perfectamente como el sol calentaba su piel y el escalofrío que notó por todo el cuerpo al sumergirse en el agua fría. Probablemente también recordará como la brisa acariciaba su piel. Los individuos visuales necesitan ver para entender mientras que los auditivos necesitan oír y los cinestésicos sentir. Una de las causas más frecuentes de falta de sintonía e incluso de franca incomprensión entre dos personas es el hecho de utilizar sistemas de representación distintos en su comunicación. En esas situaciones las dos personas no son capaces de entenderse porque están hablando “idiomas diferentes” aunque en realidad quieren decir lo mismo. 

Si somos capaces de combinar los tres sistemas de representación en nuestra comunicación diaria, ésta se volverá mucho más eficaz. Esto es especialmente cierto si nuestro trabajo requiere que nos comuniquemos con muchas personas (maestros, políticos, conferenciantes, vendedores, escritores...).

¿Cómo lo veis ? o tal vez debería preguntaros ¿Cómo os suena lo que acabo de decir?

Espero que Óscar y Lucía por fin lo hayan entendido.

69. ¡Corre Roger, corre!

Publicado originalmente el 22/10/2012 en Jux.com



Era un templado día del mes de mayo y Roger intuía que algo importante iba a suceder. El seis de mayo de mil novecientos cincuenta y cuatro Roger Bannister se convirtió en el primer hombre capaz de correr la distancia de la milla (1609 metros aproximadamente) en menos de cuatro minutos. La barrera de los cuatro minutos había sido considerada como infranqueable por multitud de expertos de la época. Los cuatro minutos eran el auténtico límite del cuerpo humano. Tal vez Roger Bannister no sabía que era imposible correr la milla en menos de cuatro minutos y por ese motivo se limitó a correr lo más rápido que pudo. A medida que se aproximaba a la meta, la multitud que abarrotaba las gradas del estadio se puso en pie gritando: “¡Corre Roger, corre!”. Mientras, el cronómetro impasible sumaba segundos ajeno a la excitación de los espectadores.
Roger cruzó exhausto la línea de meta deteniendo el cronómetro en los tres minutos, cincuenta y nueve segundos y cuatro décimas.

Lo mejor de esta historia es que tras la hazaña de Bannister, un buen número de corredores fueron capaces en los meses siguientes de bajar también de la barrera imposible de los cuatro minutos.

Las creencias limitantes nos paralizan, nos impiden hacer uso de todo nuestro potencial. En ocasiones no nos atrevemos a hacer algo porque simplemente “nunca se ha hecho antes”. Lo interesante de las creencias no es que sean ciertas o falsas. Lo realmente importante es que nosotros actuamos como si todas nuestras creencias (tanto las motivadoras como las limitantes) fuesen ciertas. El coaching y la PNL nos ayudan a combatir nuestras creencias limitantes. Destruyéndolas liberamos todo el poder que llevamos en nuestro interior y somos capaces de acceder a todos nuestros recursos.

Por eso, recuerda; la próxima vez que te quedes paralizado ante una de tus creencias limitantes solo tienes que respirar hondo y escuchar con atención. Tal vez entonces oirás a la multitud gritándote: “¡Corre, corre, corre!”.

68. Pensamientos Noctámbulos.

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3:47 AM

Bip, bip.

-¿Hola?........De acuerdo. Ahora voy.

En silencio me visto, me lavo la cara y salgo de casa sigilosamente. Al salir a la calle me cruzo con un gato. Nos miramos el uno al otro y nos deseamos suerte mútuamente. Desaparece entre las sombras, también en silencio. Al cabo de diez minutos ya me encuentro circulando por la autopista a toda velocidad. Tres carriles para mi solo. En todas las emisoras oigo locutores que hablan pausadamente, susurrando, como si temiesen despertar al resto del mundo. Apago la radio. El sonido monótono del motor empieza a ejercer un efecto hipnótico que en lugar de adormilarme hace que empiecen a fluir pensamientos a mi mente. Imágenes pasadas se mezclan con expectativas futuras. ¡Es tan difícil mantenerse durante unos segundos en el aquí y el ahora!
Definitivamente, debo continuar practicando.

El indicador luminoso de la autopista me avisa de que estoy a 9 minutos de mi destino.
Pasan pocos minutos de las cuatro de la madrugada y me pregunto qué sentido tiene lo que estoy haciendo. Responder a esa pregunta no es fácil. Me doy cuenta de que apelar a la profesión que uno ejerce no es una respuesta satisfactoria. Las profesiones no son más que una manera de plasmar en nuestra vida aquellos valores que son importantes para cada uno de nosotros. Mientras aparco el coche recuerdo que hace años leí una entrevista a un famoso pastelero. Contaba que le costó mucho decidirse por una profesión. De hecho estuvo dudando entre convertirse en payaso, escritor o pastelero. Ante la sorpresa del entrevistador, él simplemente respondió: "De hecho yo lo que quería era hacer feliz a la gente. El camino elegido para mi era un aspecto secundario."

Saludo a mis compañeros insomnes y me dirijo al vestuario. Mientras me pongo el equipo de trabajo no puedo dejar de pensar en el curioso pastelero. Nuestra profesión no es una jaula que nos aprisiona. Solo es un medio de expresión de nuestros valores más importantes. Es muy fácil cambiar de profesión. Es más delicado cambiar nuestros valores.
Amanecerá en un par de horas. Quiero ayudar a ese hombre que espera asustado e impaciente a que alguien pueda aliviar el dolor que siente su corazón. Así de simple.



Dedicado a mis compañer@s insomnes.


67. Viajar Sin Equipaje.

Publicado originalmente el 18/10/2012 en Jux.com

Foto: Bartomeu Miró Mateu



Me gusta viajar ligero de equipaje. Eso me permite centrarme en las imágenes, los sonidos, los aromas, los sabores y un sinfín de sensaciones que formarán el recuerdo que quedará almacenado en mi mente y al que recurriré siempre que quiera volver a disfrutar del mismo. Cuando voy cargado de equipaje estoy ocupado en otras cosas: “¿Me habré dejado algo?, ¿Pesará demasiado?, ¿Me pondrán pegas en la aduana?, ¿Y si pierdo una maleta?....”. Todos estos pensamientos no hacen más que distraerme y en ocasiones impiden que disfrute plenamente del viaje. Hay casos extremos en los que el equipaje es tan pesado que nos impide avanzar ni un solo paso.

Un Maestro y su discípulo salieron del monasterio donde habitaban y se dirigieron al pueblo más cercano para hacer acopio de provisiones. Su religión no les permitía hablar ni tener ningún tipo de contacto físico con las personas que vivían fuera del monasterio. Esta prohibición era especialmente severa en algunos días concretos del año. Y aquel era uno de esos días. 

De regreso al monasterio, el Maestro y su discípulo encontraron a una mujer que desde una orilla del río contemplaba con preocupación el discurrir de las caudalosas aguas. Era época de deshielo y por ese motivo las aguas corrían furiosas río abajo. Cuando la mujer se percató de la presencia de los dos monjes sonrió y con gran alivio les preguntó si serían tan amables de ayudarla a cruzar el río. “Por supuesto” respondió el Maestro sin vacilar. Y sin mediar palabra la cargó sobre su espalda y juntos cruzaron el río. Al llegar a la otra orilla la mujer respiró aliviada y tras darle las gracias prosiguió su camino. Los dos monjes continuaron el camino de regreso al monasterio en silencio. Tras más de una hora de viaje entre bosques y senderos el monje más joven se detuvo de pronto y con una mezcla de indignación y decepción le preguntó a su Maestro: “Pero ¿cómo ha podido hacer esto Maestro? Yo le respeto profundamente porque usted me ha enseñado todos los principios de nuestra religión. Usted es un modelo de virtud para mí y en cambio, ha infringido las normas al atreverse no sólo a hablar sino incluso a cargar sobre su espalda a esa mujer para cruzar el río”. El maestro se detuvo y tras reflexionar unos segundos le contestó: “Efectivamente, yo he cargado con esa mujer para ayudarla a cruzar el río y tras cruzar la he descargado en la otra orilla. Por lo que veo, tú todavía la llevas cargada sobre tu espalda” Y el Maestro continuó su camino tranquilamente hacia el monasterio disfrutando del aroma de las flores en primavera y del revuelo de las mariposas.

Y tú, ¿eres de los que siempre va cargado con sus mochilas?