63. El Hábito sí hace al Monje

Publicado originalmente el 11/10/2012 en Jux.com







Cuentan que un equipo de reporteros de un canal de televisión se desplazó a la sabana africana para llevar a cabo un reportaje sobre la fauna de aquella región. Localizaron una pequeña familia de leones y decidieron seguirlos durante unos días. Cuentan los reporteros que un atardecer siguieron al macho de la manada con la intención de observar cómo cazaba. Siguieron al león en secreto hasta la orilla de un pequeño riachuelo. Allí se tumbó en la hierba y se dedicó a dormitar durante un rato. Los reporteros explican que quedaron boquiabiertos al ver a un grupo de gacelas que se acercaba a la orilla del riachuelo y empezaban a beber tranquilamente. El león no se escondió y continuó holgazaneando a la vista de las gacelas. Estaban separados por unos escasos metros y parecía que a las gacelas no les importaba tener al león tan cerca. De repente, el león se puso en pie y sin aparente esfuerzo saltó sobre una de las gacelas que pasó a convertirse instantáneamente en la cena de aquel día.

El poder de los hábitos es muy grande. Es tan grande que un animal (y una persona también) puede llegar a poner en peligro su propia vida por mantener dicho hábito. Buscar un lugar diferente donde poder beber le causa tanta ansiedad y tanto miedo a la gacela que prefiere arriesgar su vida y continuar bebiendo en el lugar que siempre lo ha hecho. Si los reporteros pudiesen haber leído los últimos pensamientos de la gacela antes de ser devorada por el león probablemente la hubiesen oído decir: “¡Vaya, un león al lado del riachuelo! ¡Qué fastidio! En fin....tiene pinta de haber comido ya. Seguramente no ha venido a cazar. Es probable que sólo haya venido a relajarse un rato buscando un momento de tranquilidad....De hecho, creo que es muy poco probable que me haga nada. Si, seguro que ni me ha visto....”

Los hábitos son también muy útiles. Cuando adquirimos un hábito nuestra mente se relaja, ya no es necesario que se plantee en cada ocasión si esto o lo otro es lo más conveniente. Simplemente sigue el hábito y ya está. Sin esfuerzo, automáticamente. Los hábitos permiten que nuestra mente se dedique a otras cosas. Expertos en neurociencia nos dicen que si repetimos una acción un número determinado de veces (entre 5 y 14 según las fuentes que consultéis) durante un periodo corto de tiempo, conseguiremos que en nuestro cerebro se cree un circuito neuronal específico que será la manifestación anatómico-funcional del hábito recién creado. Además, hoy sabemos que gracias a la neuroplasticidad de nuestro cerebro estos circuitos son modificables y reversibles según nuestra voluntad. ¡Lástima que la pobre gacela no tuvo oportunidad de leer este blog! Y vosotros, ¿os habéis sentido alguna vez gacelas?

5 comentarios:

  1. Anónimo20:33

    Creo que en algún momento, todos nos hemos comportado como gacelas, sin pensar mas allá ...

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    1. Creo que el primer paso para dejar de comportarse como una gacela es "darse cuenta" que nos estamos comportando como gacelas. Gracias por comentar.

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  2. És dificil fer canvis d'hàbits i costums, cal reflexió i de vegades valor per modificar-los

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    1. És difícil canviar els hàbits si no saps com. Afortunadament, la PNL (entre d'altres disciplines) ens facilita molt el procés de canvi. Benvinguda al bloc Montse!

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  3. Anónimo21:20

    Cuando dejas de ser gacela te das cuenta de tu potencial,
    Muere lentamente quien hace lo mismo todos los días y de la misma forma

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