Una de las técnicas más sorprendentes y de efectos más espectaculares es la que se conoce como el implante de semillas.
El implante de semillas consiste precisamente en sembrar una idea en la mente de nuestro interlocutor. Como si se tratase de una semilla convencional, con el paso de los días o semanas ésta germinará y empezará a crecer y crecer. A medida que vaya creciendo, el individuo empezará a experimentar cambios en su vida que constituirán el verdadero proceso de cambio personal.
¿Y cómo podemos sembrar las semillas? Aquí es donde el tema se pone verdaderamente interesante. Como buen jardinero primero debes conocer el terreno donde vas a sembrar. Después, elegir qué semilla concretamente vas a plantar. Para implantarla debes usar todo tu ingenio porque recuerda que esa semilla debe crecer en silencio, sin llamar la atención hasta florecer en primavera. Y finalmente debes prepararte para felicitar al propietario del jardín que te explicará que sin saber muy bien cómo, un día de buenas a primeras se dio cuenta de que en su jardín había crecido una flor preciosa.
Una semilla puede tomar la forma de una historia que te cuento a raíz de un viaje que hice con mi familia a Mallorca, de un chiste que me contaron ayer mientras estaba comprando en el mercado, de un anécdota que siempre contaba mi abuelo, de una frase fuera de contexto que no sabes cómo interpretar, de un documental que pasaron por no me acuerdo qué canal y que hablaba de la vida de los nómadas, de una novela que leí hace muchos años y de la que no me acuerdo del título pero que iba de un niño ciego que aprendió a pintar cuadros. Una semilla es sólo eso, una inocente, casual y pequeña semilla.
Me encanta plantar semillas y observar, desde la distancia, como muchas de ellas crecen y se convierten en sanos y fuertes robles. Y me gusta también participar de la alegría de ese propietario del jardín que viene emocionado y me dice: "No te vas a creer lo que me ha pasado....".
En ocasiones cuando doy rienda suelta a mi imaginación me veo sentado en un banco de madera junto al viejo jardinero de Phoenix. Los dos contemplamos absortos la exuberancia de ese jardín. Entonces, el viejo maestro carraspea y con un simpático acento sureño me dice: "Joven, ¿ha visto usted el magnífico jardín que tenemos aquí delante?".

hei, noi moltes gracies !!!!
ResponderEliminarGràcies per la teva fidelitat Màster.
EliminarTens raó...quantes vegades comentaris que t´han fet amics, familiars i fins i tot persones que potser només veuràs un cop a la teva vida, t´han quedat gravats en el teu pensament i han acabat sent llavors que han provocat que anessim regant i s´anessin convertint en grans canvis en la teva vida...
ResponderEliminarEfectivament. I el més interessant és que probablement no has estat conscient d'això fins que ha passat molt de temps (si és que mai has arribat a ser-hi conscient!). Gràcies per la teva participació.
EliminarHola, es posible la siembra de semillas en otras personas ,a las que queremos? y si es posible cuéntanos un cuento que germine en nuestro interior y que sea la guía para la siembra en nuestros seres queridos. Un abrazzo y gracias por tus histórias, nos hacen tanto bien
ResponderEliminarHola Anónimo. Por supuesto es posible la siembra en otras personas. De hecho, sólo podemos plantar semillas en otras personas. Respecto a tu segunda cuestión....¿Cómo sabes que todavía no he implantado ninguna semilla en tu mente? El tiempo lo dirá. Gracias por tu aportación.
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