33. Una Verdad Aparente

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"Todo en mundo miente. Y en ocasiones yo también." Estas palabras del televisivo Dr. House ilustran perfectamente lo que hoy quiero explicar. El trabajo de coach se asemeja en ocasiones al de un detective, al de un viejo sabueso. Buscando pistas que permanecen ocultas para la mayoría, rastreando nombres, lugares y fechas en los bajos fondos de la ciudad, haciendo preguntas incómodas y en ocasiones bajando hasta el gran vertedero de la ciudad para escarbar en la basura y encontrar alguna cosa de valor que nos ayude en nuestro trabajo. La única diferencia entre nuestro trabajo y el de Hércules Poirot o Pepe Carvalho es que en nuestro caso la ciudad es una persona de carne y hueso.
Aunque, obviamente se trata de una diferencia significativa (al menos no tenemos que sufrir por nuestra integridad física, generalmente), ello no implica que sea una tarea más fácil.
Todas las personas que deciden trabajar con un coach para lograr un objetivo, superar un obstáculo, gestionar mejor su proceso de cambio personal o en definitiva ser más felices, acuden cargadas de buenas intenciones.......y de mentiras. Sí, sí, habéis leído bien: Mentiras como la copa de un pino.
Muchas veces se trata de mentiras bienintencionadas, no deliberadas aunque al fin y al cabo mentiras.
Por ese motivo un buen coach no debe creerse lo primero que le cuenta la persona que tiene en frente. Debe analizar las palabras que está utilizando su cliente, sus miradas, sus microgestos, el tono de su voz... Todo ello con objeto de detectar incongruencias entre lo que se dice y cómo se dice.
Y es que cuando una persona inicia un proceso de cambio personal debe enfrentarse a toda una serie de verdades aparentes. Palabras que esconden otras palabras, deseos que ocultan otros deseos, espejismos que se confunden con la realidad. Y es precisamente el coach el que desde su atalaya, capaz de ver las cosas con una perspectiva totalmente diferente, se encarga de levantar la alfombra o apartar la cortina para que su cliente se de cuenta de lo que allí se esconde en realidad.
Y es en ese preciso instante cuando se inicia verdaderamente el cambio.