37. ¿Qué le Pasa a mi Equipo?

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-Ten cuidado con Míriam. No te dejes engañar por su carita de niña inocente. Cuando se le presente la primera oportunidad te la va a jugar.
-Hombre Nacho, que no todo el mundo tiene tanta mala leche como tú.
-Bueno, yo ya te he avisado guapa. Luego no quiero que vengas a llorar sobre mi hombro diciendo que no te lo esperabas de ella y todas esas chorradas.
- Vale. Entendido. ¿Y ahora te importaría salir de mi despacho y dejarme trabajar? La verdad es que me estoy poniendo al día con el nuevo cargo y tengo muchas cosas que hacer.
- Como tú mandes, jefa. 
Y Nacho salió del despacho de Claudia para pararse cinco pasos después y empezar una sobreactuada discusión en la mesa de Javi: "Lo tenéis crudo para ganar la liga este año, pardillos...".
Claudia se levantó y cerró la puerta. Al fin un poco de tranquilidad.
Las cosas no pintaban bien. La compañía estaba en pleno proceso de reestructuración y el gerente había nombrado a Claudia la nueva responsable del equipo de ventas. El equipo estaba formado por cinco personas más. Todas tan diferentes entre ellas que más que un equipo de baloncesto parecían una versión reducida de la Torre de Babel. Estilos diferentes, valores diferentes,  rencillas personales, objetivos diferentes. Y todo eso se traducía en unos resultados pobres, demasiado pobres.
Y se suponía que Claudia debía arreglar ese pastel. ¿Pero cómo?
El bip-bip de su teléfono móvil la sacó de su ensimismamiento para notificarle que acababa de recibir un nuevo mensaje.
"Mira este link. Creo que te ayudará. Bsos. Juan"
Por mucho que Claudia lo intentase, nunca había podido engañar a su hermano mayor. El sábado anterior había estado comiendo en su casa con él, con su cuñada Laura y con los niños. Aunque Claudia no quiso hablar del trabajo, su hermano intuyó que algo pasaba. Y ahora le mandaba un mensaje con un misterioso link.
Claudia, intrigada, pulsó sobre el link. De Juan te podías esperar cualquier cosa.