29. Un día más (o menos).

Jardín de San Andrés. Claude Monet
Julián llegó a casa poco antes de la hora de cenar. Tarde, como siempre. Los dos pequeños lo esperaban todavía despiertos. Había sido un día horrible.
Se había despertado diez minutos antes de que sonase el despertador. Estaba ansioso por la reunión con los holandeses. Llevaba una semana pensando cómo se las ingeniaría para explicarles que su pedido no estaría listo en la fecha prevista. ¡Menudo desastre! Se trataba del pedido más importante de los últimos cinco años y no iba a estar listo a tiempo. Ya podía oír los gritos de su jefe cuando le explicase lo sucedido. Mientras salía de casa y se dirigía rumbo al trabajo (¿les había dado un beso de buenos días a los pequeños y a su mujer?) su cabeza no dejaba de maquinar una estrategia para salvar la situación.
Había llegado la primavera y las primeras flores adornaban el paisaje aunque Julián seguía enfrascado en sus problemas mientras sorteaba los coches en la autopista. Entró corriendo a su despacho sin apenas decir buenos días y sin darse cuenta de que Claudia, su secretaria, había vuelto al trabajo después de haber superado el suplicio de sufrir un cáncer de mama a los treinta y dos años. Julián encendió el ordenador sin reparar en que en su mesa había una orquídea preciosa. Salvador, el guardia de seguridad, le había prometido que le regalaría una orquídea (era un apasionado de esas flores) cuándo lo hiciesen fijo en la empresa. La luz de abril iluminaba a esas horas la oficina con un precioso amarillo naranja que Julián no pudo disfrutar ya que sus ojos permanecían clavados en la pantalla de su ordenador. Cuando Antonia, la empleada de la limpieza,  abrió las ventanas para airear la oficina el canto de un pareja de ruiseñores y el agradable perfume del jazmín amarillo llenaron la estancia de primavera. Mientras, Julián mantenía una acalorada discusión por teléfono con uno de sus proveedores.
Durante la reunión con los holandeses Julián no pudo disfrutar del aroma de café recién hecho que Claudia les sirvió. Estaba demasiado ocupado diciéndose a si mismo que se merecía lo que le había pasado por incompetente. Por supuesto tampoco disfrutó del agradable y cálido tacto de los sillones de la sala de juntas cuidadosamente tapizados con piel plena flor capricho del antiguo gerente, ni de la contemplación de esa reproducción magnífica del cuadro de Monet que colgaba de una de las paredes de la sala y que Julián personalmente había elegido años atrás para dotar la estancia de un "ambiente propicio para la relajación, la reflexión y hasta un cierto grado de permisible abandono". Nada de eso parecía existir hoy.
Tras la reunión bajó al bar de la esquina a comer algo. En menos de una hora estaba de vuelta en la oficina y mientras revisaba el email de dio cuenta de que le costaba recordar qué es lo que había acabado de comer. Su cuerpo había bajado al bar a comer pero ¿y su mente?. La tarde transcurrió de igual manera y cuando Julián vio la hora que era salió pitando hacia casa maldiciendo su suerte.
Ya en casa después de dar las buenas noches a sus pequeños y cenar maquinalmente ante el televisor decidió dar el día por acabado.
Se metió en la cama donde su mujer le esperaba leyendo.
"¡Bueno, misión cumplida! ¡un día más!" exclamó Julián mientras manoseaba su almohada para darle la forma adecuada.
Su mujer se quitó las gafas, cerró su libro y se quedó contemplándolo perpleja. "¿Un día más? Tal vez sea un día menos, cariño. Hoy has vuelto a perder una nueva oportunidad para vivir la vida. Te has vuelto un mero  consumidor de días".
"Y a ésta ¿qué bicho raro la ha picado hoy?" pensó Julián mientras sus párpados exhaustos caían pesadamente. Mañana se le presentaba otro día complicado.

 Mindfulness: Cualidad psicológica que implica la práctica de la atención completa a la experiencia presente. Capacidad para mantener la conexión con el aquí y el ahora.

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