69. ¡Corre Roger, corre!

Publicado originalmente el 22/10/2012 en Jux.com



Era un templado día del mes de mayo y Roger intuía que algo importante iba a suceder. El seis de mayo de mil novecientos cincuenta y cuatro Roger Bannister se convirtió en el primer hombre capaz de correr la distancia de la milla (1609 metros aproximadamente) en menos de cuatro minutos. La barrera de los cuatro minutos había sido considerada como infranqueable por multitud de expertos de la época. Los cuatro minutos eran el auténtico límite del cuerpo humano. Tal vez Roger Bannister no sabía que era imposible correr la milla en menos de cuatro minutos y por ese motivo se limitó a correr lo más rápido que pudo. A medida que se aproximaba a la meta, la multitud que abarrotaba las gradas del estadio se puso en pie gritando: “¡Corre Roger, corre!”. Mientras, el cronómetro impasible sumaba segundos ajeno a la excitación de los espectadores.
Roger cruzó exhausto la línea de meta deteniendo el cronómetro en los tres minutos, cincuenta y nueve segundos y cuatro décimas.

Lo mejor de esta historia es que tras la hazaña de Bannister, un buen número de corredores fueron capaces en los meses siguientes de bajar también de la barrera imposible de los cuatro minutos.

Las creencias limitantes nos paralizan, nos impiden hacer uso de todo nuestro potencial. En ocasiones no nos atrevemos a hacer algo porque simplemente “nunca se ha hecho antes”. Lo interesante de las creencias no es que sean ciertas o falsas. Lo realmente importante es que nosotros actuamos como si todas nuestras creencias (tanto las motivadoras como las limitantes) fuesen ciertas. El coaching y la PNL nos ayudan a combatir nuestras creencias limitantes. Destruyéndolas liberamos todo el poder que llevamos en nuestro interior y somos capaces de acceder a todos nuestros recursos.

Por eso, recuerda; la próxima vez que te quedes paralizado ante una de tus creencias limitantes solo tienes que respirar hondo y escuchar con atención. Tal vez entonces oirás a la multitud gritándote: “¡Corre, corre, corre!”.

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